El enjalbegado: la técnica antigua de encalar paredes que marcó una época

Antes de que existieran las pinturas sintéticas y los revestimientos modernos, muchas casas —especialmente en pueblos y zonas rurales— se mantenían gracias a una técnica tan sencilla como eficaz: el enjalbegado, también conocido como encalado.

Este método ancestral consistía en cubrir las paredes con una mezcla de cal apagada y agua, una práctica que, durante generaciones, dio vida, protección y brillo a fachadas, patios, corrales y viviendas enteras.

¿Qué significa enjalbegar?

Enjalbegar es aplicar sobre los muros una solución de cal diluida. Esta mezcla, económica y natural, ofrecía varias ventajas esenciales:

  • Protección contra la humedad
  • Desinfección natural, gracias a las propiedades de la cal
  • Luminosidad, creando un blanco puro muy característico
  • Refrescamiento en los meses cálidos
  • Acabado uniforme incluso en muros irregulares

El resultado era una superficie blanca, limpia y saludable que se integraba perfectamente en la arquitectura tradicional.

Un trabajo manual y minucioso

El enjalbegado se llevaba a cabo con herramientas simples:

  • Cubos o barreños de cal preparada
  • Una brocha ancha, a menudo atada a un palo largo
  • Ropa sencilla que pudiera mancharse sin preocupación

Muchas veces eran las mujeres quienes realizaban este trabajo, como muestran numerosas fotografías antiguas: desde balcones, escaleras de madera o simplemente a pie de calle, aplicaban la cal con movimientos largos y repetidos, cubriendo cada rincón de la fachada.

Un ritual que iba más allá de lo práctico

Encalarse una casa no era solo mantenimiento: era una forma de renovar el hogar. Se hacía normalmente en primavera, cuando el buen tiempo permitía que las paredes secaran rápido. El blanco recién aplicado devolvía a las viviendas una imagen fresca, ordenada y cuidada.

El enjalbegado también tenía un componente simbólico:

  • Pureza
  • Higiene
  • Renacimiento del hogar tras el invierno

Por eso muchas familias lo repetían cada año.

Una técnica que vuelve a valorarse

Aunque durante un tiempo fue sustituido por pinturas industriales, hoy el enjalbegado está experimentando un renacer. Arquitectos, restauradores y amantes de lo tradicional valoran de nuevo sus ventajas:

  • Es ecológico
  • Permite que las paredes transpiren
  • Evita la proliferación de hongos y bacterias
  • Aporta una estética clásica que nunca pasa de moda

El enjalbegado demuestra que, a veces, las soluciones más antiguas son también las más inteligentes.